Este artículo científico, nos
recalca la labor del docente en la interacción con sus alumnos y alumnas, en la
cual se esclarece su papel primordial para el enriquecimiento del lenguaje de
cada uno de sus estudiantes. También, encontramos que se debe tener en cuenta, que
en la escuela se llegan a reproducir distintas formas de organización y
jerarquización social, en cuanto a normas, leyes, responsabilidades y deberes
que tenemos los individuos; al igual que algunos valores, sentido de
pertenencia ciudadana y la significación de la cultura en la cual estamos
inmersos.
El reto del docente, es conocer
a fondo de donde provienen sus alumnos y alumnas (a nivel social y cultural), y
su forma de comunicarse, sin imponer reglas que inhiban las verdaderas
practicas comunicativas que se ejecuten en los distintos espacios y momentos
tanto en la escuela como fuera de ella, pues, el enriquecimiento del lenguaje
no solo se da docente-estudiante, sino estudiante-mundo, es un aprendizaje
bidireccional que tiene cabida a lo largo de la vida.
Al igual que el hablar, el
escribir hace parte del conocimiento cultural que se tenga y que también sea
proporcionado en los espacios de auto-aprendizaje y auto-conocimiento a los
cuales estemos vinculados; por ende, jamás como docentes debemos imponer la
manera en la que se interpreta el mundo, puesto que, los niños y las niñas son
interpretes activos del mundo en el que se desenvuelven, sea un lugar propicio
o no el aprendizaje será aprovechado en algún momento de la vida.
Por último queremos decir, que
el lenguaje debe expresar la postura y contra-postura de lo que se quiera dar a
entender, siendo expresado el lenguaje mismo, como un método de reflexión y meta-cognición,
lleno de sabiduría y aprovechamiento total en todos los procesos de
comunicación a los que nos enfrentemos.
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